Al igual que morderse las uñas (onicofagia), la tricotilomanía también es un trastorno que implica impulsos recurrentes, pero se trata de arrancar los pelos del cuerpo y/o los mechones y tupés de cabello. Este problema trae consecuencias estéticas y emocionales, por lo que necesita atención y tratamiento adecuados.
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Según la American Psychological Association, alrededor de cinco a diez millones de personas en los Estados Unidos cumplen con los criterios clínicos para la tricotilomanía. La información proviene de la revista “InStyle“, que entrevistó a profesionales para saber más sobre el tema.
Qué es
“La tricotilomanía es una condición psicológica en la que una persona se arranca el cabello – cuero cabelludo, pestañas, cejas, vello púbico, vello de los brazos, las piernas o la cara – hasta el punto de causar algún grado de interferencia en su capacidad de crecimiento y no puede dejar de tirar”, explicó la psicóloga Suzanne Mouton-Odum.
Normalmente, esta condición tiende a desarrollarse antes o durante el inicio de la adolescencia y puede ser causada por estrés y ansiedad.
Para quienes sufren este trastorno, no es fácil controlar la acción. La especialista en salud mental, Kristin Gill, aclaró que es como “estar en trance, completamente enfocada en tirar los mechones. Muchas veces sin tener conciencia de lo que se está haciendo”.
Durante la pandemia, las personas se volvieron más susceptibles a este impulso. Aunque no hay datos concretos, profesionales de la salud, como Mouton-Odum, notaron un aumento en el número de pacientes con síntomas.
“Probablemente, este notable aumento de la tricotilomanía durante la pandemia se debe a que las personas se sienten aisladas, pasan más tiempo solas y experimentan sentimientos de depresión, incertidumbre y miedo sobre lo que sucederá en el futuro”, dijo la psicóloga.
Consecuencias
Arrancar los pelos del cuerpo y el cabello puede causar daños (incluso permanentes) físicos y, en consecuencia, afectar la autoestima de las pacientes.
La combinación de vergüenza e inseguridad suele resultar en problemas emocionales, aislamiento y/o formas de ocultar los daños causados por el trastorno a través de gafas de sol, uso de pestañas postizas, gorras, sombreros y otros accesorios.
Tratamiento
Realizar un tratamiento adecuado es la salida a esta condición. En primer lugar, es imprescindible contactar a un psicólogo y a un psiquiatra. La terapia con estos profesionales es la opción de tratamiento más segura y mejor.
“La terapia cognitivo-conductual (TCC) es la intervención de primera línea para los BFRB (Body-focused repetitive behavior, siglas en inglés que significan ‘comportamiento repetitivo enfocado en el cuerpo’). Este tratamiento puede ayudar a establecer un plan para evitar los impulsos y emplear estrategias dirigidas para encontrar otras formas menos dañinas de satisfacer sus necesidades. El tratamiento es efectivo, pero requiere mucho trabajo y práctica diaria. Además, la medicación para la ansiedad o la depresión también puede ser útil si la persona sufre de estas condiciones además de la tricotilomanía”, explicó Mouton-Odum.
En casa, otros cuidados pueden complementar el apoyo profesional, como el uso de juguetes antiestrés, realizar actividades placenteras y contar con el apoyo familiar. Liberarse de este trastorno no es fácil, pero con persistencia y práctica diaria es posible alcanzar este objetivo.